Rugendas no solo se interesó por las peculiaridades de Lima, sino que durante seis meses se dedicó a recorrer el territorio, tomando los más variados apuntes de Arequipa, Cuzco, Puno y otros lugares de la Sierra. En Lima ejecutó la colección de retratos de todos los virreyes del Perú, consistente en cuarenta y cuatro cuadros.
Muchas fueron las simpatías conquistadas por Rugendas en su estadía en Lima, razón por la cual sus obras se encuentran en numerosas colecciones particulares.
Con un gran acopio de datos del Perú, regresa el artista a Chile en 1815. De allí poco después se dirige a la Argentina y al Uruguay; países en los que también trabajó realizando obra muy importante. En 1847, Rugendas vuelve a Europa y se establece en Munich donde logró vender su colección de cuadros costumbristas que constaba de más de 3000 obras entre dibujos, grabados y pinturas.
Idea de la gran calidad de su arte nos la da el hecho de haber sido en sus últimos años pintor de corte de los reyes Luis I y Maximiliano II de Baviera. Hoy su obra se encuentra en muchos museos de América y Europa.
Retrato de J.M. Rugendas pintado por su amigo August Riedel en 1833.
Maximiliam Museum de Augsburgo, Alemania.
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